Teta Vs. Biberón

Soy una mamá de teta. Una mamá de teta de libro: mis tres hijos han tomado pecho en exclusiva hasta los 6 meses de vida (en exclusiva es en exclusiva, ni agua, ni zumos, ni manzanillas ni otras leches… teta y solo teta), a demanda (o sea, a demanda… cuando querían, donde querían y porque querían) y de forma prolongada hasta más de los dos años (muy prolongada o no, depende de como se mire… a mi siempre me ha parecido poco). Lo dicho, una mamá de teta como la OMS manda.

Uno de mis mejores amigos tiene dos niñas preciosas de 15 y 11 años a las que, por decisión de sus padres, se les dio leche de formula desde el primer día. Sólo leche de fórmula y siempre en biberón. Tomas cada 3 horas y en las cantidades prescritas por el pediatra dependiendo de la edad del bebé. Mi amiga es una mamá biberón de libro.

Mi amiga y yo tenemos muchas diferencias y muchas cosas en común. La principal cosa que tenemos en común es que priorizamos y queremos a nuestros hijos por encima de todo, siempre. Ella ha entendido la crianza y alimentación de sus bebés de una manera y yo de otra, las dos de la manera que hemos considerado mejor para nosotras y nuestra familia, las dos informadas y sabiendo cuales eran los pros y los contras de cada uno de esos dos estilos de crianza. Las dos tratando de ser la mejor madre del mundo y, estoy segura, consiguiendo serlo para nuestros hijos. Ella sabe que tiene las mejores hijas del mundo y yo sé que los míos lo son.

Otra cosa que tenemos en común mi amiga y yo es que a ninguna nos ha resultado fácil la maternidad, que hemos tenido que renunciar a muchas cosas, que hemos pasado muchas noches en vela, que hemos sufrido viendo a nuestros bebés enfermos, que se nos han planteado mil retos y dudas sobre si lo estábamos haciendo bien o mal (se nos siguen planteando), que cada día aprendemos y desaprendemos algo relacionado con la crianza y la educación, que hemos sido criticadas mil veces por cómo hacemos las cosas, que todo el mundo sabe qué hacer para hacerlo mejor…

Ser madre no es fácil, pero ser madre y, además, tener que decidir si estás en el bando de teta o en el de biberón y pelearte y defenderlo, debe de ser agotador. Por eso yo no elijo bando, me niego a ser etiquetada. No soy una mamá de teta, soy una mamá que da teta porque es lo que mejor ha funcionado en mi casa. Esa ha sido mi decisión. Y no veo a mi amiga como una mamá de biberón, la veo como una madre que ha dado biberón porque es lo que funcionó en su casa. Esa fue su decisión. Y la palabra clave en todo esto sigue es “decidir” y para poder hacerlo es imprescindible saber.

Lo más importante en esto de los “estilos de crianza” es tener la información suficiente para poder elegir y hacerlo. Elegir, digo. Si yo no hubiera sabido cómo se establece la lactancia, en qué consisten las subidas de leche, qué son las crisis o brotes de crecimiento, cómo cambia mi leche en su composición a lo largo de la toma y lo importante que es mantenerla hasta el final, hasta que el bebé suelta. Si yo no hubiera sabido todo eso, no habría podido elegir, porque en el momento en que Sara hubiera empezado a meterse las manos en la boca, a llorar mientras mamaba pegando tirones, mientras yo notaba que mis pechos dejaban de gotear y parecían vacíos alrededor de su tercer mes de vida, hubiera pensado que mi leche no era suficiente para ella o, si hubiera visto lo líquida que era al sacar con el extractor, podría haber pensado que mi leche era agua y no le alimentaba. Pero yo tenía el conocimiento porque había leído sobre la fisiología de la lactancia, y sabía lo que estaba pasando y sabía que era una fase y que iba a durar un tiempo y que si las dos aguantábamos el tirón nuestra lactancia se establecería y mis pechos harían eso que la niña estaba pidiendo y que era regular la producción y adaptarla a sus necesidades individuales. Yo sabía, porque Luz me había advertido y me había dicho dónde buscar la información. Mi amiga sabía que iba a tener que preparar biberones, sabía que tendría que elegir la leche en cada etapa, sabía que iba a “empantanar” la cocina de cacharros para esterilizar y limpiar todas esas tetinas y recipientes, sabía el precio de la leche de fórmula en el mercado y sabía qué diferencias tenía esta con la materna, y eligió. Pero otras madres no saben y no tienen la información correcta a su lado, y ellas no eligen. Hacen lo que les dicen que tienen que hacer en el momento en el que creen que tienen un problema y es la persona “experta” que tienen a su lado quien elige por ellas. Esa es la verdadera lucha y por lo que deberíamos pelearnos: por conseguir que todas las madres sepan pros y contras de una u otra forma de alimentar al bebé y puedan elegir si quieren o no dar teta o biberón. La información la tenemos, deberíamos pelearnos por hacer que llegue a todo el mundo.

Por favor, dejemos de atacarnos unas a otras. En estos años de maternidad he leído y oído muchas cosas muy tristes, frases dedicadas por una madres a otras por el mero hecho de no compartir su manera de ver las cosas. He leído a “mamás teta” diciendo que las mamás de plástico atiborran a sus hijos para que no puedan ni moverse ni llorar y así les dejen descansar; he leído a “mamás biberón” diciendo que las mamás-vaca-lechera dejan pasar hambre a sus bebés con tal de que su ego de gran lactante quede satisfecho. Leo sobre la teoría de que si no le das pecho a tu hijo no vas a generar vínculo con él y no va a establecerse eso que llaman “apego seguro” y miro a las hijas de mis amigos y cómo ellas miran y admiran a su madre y pienso “qué equivocadas estamos las mamás de teta”. Leo sobre como, si le das el pecho, estás negando al padre la posibilidad de crear un vinculo afectivo fuerte con su bebé y miro a mi hija pequeña buscando refugio en sus brazos y veo la complicidad que hay en sus miradas (sobre todo cuando hacen algo a mis espaldas) y pienso “qué equivocadas están las mamás de biberón”

Estoy en grupos de crianza de las dos vertientes y los ataques entre ellas y las mofas dentro de un grupo hacia el otro son continuas y muy tristes. Lo más triste es que en los dos campos de esa batalla incoherente veo cosas en común: veo posts de madres pidiendo ayuda porque su bebé se despierta cada hora u hora y media reclamando atenciones y ella ya no puede más. Veo posts de mamis primerizas desesperadas por eso que llaman “cólicos del lactante” y que nadie sabe muy bien qué es ni dónde se origina. Veo mamis orgullosas mostrando las lorzas de sus retoños o sus logros en el gateo o sus primeros pasos… Y veo que muchas de ellas no ven lo mucho que tenemos en común y lo poquito que nos separa, se centran en cómo les damos la leche a nuestros hijos y dejan de lado todo lo demás.

Mamá de teta o mamá de biberón… seas lo que seas, por favor, intenta respetar y comprender al resto. Porque todas lo tenemos igual de difícil y todas lo hacemos lo mejor que podemos. Vamos a caminar juntas, vamos a contar verdades… para que las que vienen detrás puedan elegir.

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